La derecha, los que siguen políticas de derechas, dividen, separan, excluyen, expulsan a los que no son como ellos. La derecha siempre ha distinguido blancos y negros, hombres y mujeres, homosexuales y heterosexuales, católicos y ateos o musulmanes, españoles y antiespañoles, decentes y libertinos, los míos y los otros… podría seguir durante bastantes líneas las continuas fronteras que construye cada día la derecha. Fronteras que le sirven para identificar un enemigo ajeno al que acusar de sus propias incapacidades o, directamente, de sus propias sinvergonzonerías. En la entrada de ayer puse algunos ejemplos de cómo la derecha, los que siguen políticas de derechas, provocan la división para erigirse luego como salvapatrias.
La izquierda, los que siguen políticas de izquierdas, suman, buscan aunar esfuerzos, llegar a acuerdos, entenderse, buscan en el otro lo que les une y no lo que les separa. La izquierda no corta cabezas, tiende puentes. Para la izquierda todos somos importantes, independientemente de nuestro sexo, nuestra religión, nuestro lugar de nacimiento. Todos debemos tener los mismos derechos y los mismos deberes. Todos debemos hacer un esfuerzo por encontrarnos. Uno de los ejemplos más claros de esta visión es la Alianza de Civilizaciones que propuso Zapatero, y a la que Rajoy definió como “una ocurrencia”.
He seleccionado un par de párrafos de la intervención de Zapatero en la inauguración del curso académico de la universidad turca de Bahçesehir, hace dos días. Podéis encontrar el texto completo en la página de La Moncloa.
“El mundo globalizado actual requiere una actitud “globalizadora” hacia el conocimiento y tomar conciencia del significado, dignidad y responsabilidad de cada individuo en el contexto de la humanidad. También exige una auténtica igualdad de oportunidades para promover un compromiso social constructivo frente a la violencia. En este contexto, la educación es un objetivo vital pero también un objetivo que está a nuestro alcance, y vosotros sois el mejor testimonio de ello.”
“En un mundo en el que demasiadas veces prima la incomprensión y el enfrentamiento, Turquía y España queremos apostar y hemos apostado por la palabra en lugar de la confrontación, por crear espacios de convivencia, por tender puentes, luchar contra los prejuicios y derribar las barreras que nos separan. Contamos con vosotros para seguir haciéndolo en el futuro.”
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