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sábado, 29 de noviembre de 2014

10 años de Quijotes de Barajas

Hace 10 años, en 2005, le propuse a quien entonces era el secretario de Cultura de la Agrupación Socialista de Barajas, Fernando Goicoechea, que organizara los premios “Quijote de Barajas”. Yo era secretario de Organización y acabábamos de formar un Comité, con Chelo de Presidenta y Constantino de Secretario General, con muchísimas ganas de trabajar. Otros como David Carrascosa, vocal de Cultura en el Grupo Municipal, o Antonio José Cerdán, que se encargó del premio y la placa, o Lynda Valenzuela, que siempre ha trabajado codo con codo con el movimiento asociativo del distrito  de Barajas, fueron imprescindibles para que esta idea se llevara a cabo. Y Pilar Horcajada, una gran compañera.

El denominar “Quijote” a los premios me pareció que era lo más adecuado, ya que era el año de la conmemoración del IV Centenario de esa gran obra, y porque recogía perfectamente el espíritu de aquello que queríamos premiar: el trabajo incansable de muchos vecinos y vecinas por los demás, su entrega completa, su dedicación a una causa, la de todos.

Gracias al partido pude conocer personalmente a todos aquellos de los que sólo había oído hablar. Tuve la gran suerte de compartir con ellos muchas luchas y muchos desvelos, y creía que esa suerte que tenía debía ser compartida por todos. Por eso, el primer premio quería que fuese para el movimiento asociativo del distrito, incansables, siempre quijotes, siempre luchadores a cambio, la mayor parte de las veces, de un silencio penoso por parte del PP que gobernaba Madrid.

Recibí muchas críticas, muchas de ellas provenientes de compañeros que ahora defienden los premios. Entonces las asambleas de la agrupación eran muy duras y el no, que siempre ha sido más fácil que la propuesta, se escuchaba demasiadas veces. Se criticó que se crearan los premios (¿quiénes nos creíamos para premiar a nadie?), se criticó el nombre de Quijote (¿qué tiene que ver con Barajas?, ignorando la historia de Leonor de Cortinas, madre de Cervantes), y se criticó que dentro de las asociaciones premiadas incluyera a una recién formada que se decía que era de derechas.

Pero aquel primer premio, en  2005, salió adelante. Se premió a  todo el movimiento asociativo y lo recogió AFAO, que cumplía 30 años. Después vinieron otros. En 2006 a ADALA, la Asociación de Discapacitados de la Alameda (sentí un enorme orgullo cuando Zapatero aprobó la Ley de Dependencia en 2006); en 2007 a los profesores de la Escuela de Adultos de Barajas, que trabajaban en un piso bajo completamente deficiente y lleno de humedades); en 2008 a Mª Luz Nájera, vecina asesinada defendiendo la democracia en una manifestación de la transición, y a Paco Juarros, luchador incansable que participó en la guerra en el famoso búnker de El Capricho que el PP se niega a abrir; en 2009,a los músicos del distrito, representados por Pereza, Alamedadosoulna, Carbono 14 y Schooltura, la asociación cultural y educativa formada por jóvenes del distrito, dirigida por el gran Dani West; en 2010 al Club de Fútbol de Barajas, el decano de lo clubs deportivos del distrito; en 2011 a Vivi Ruano, vecina que había conseguido abrirse paso en un mundo dominado por nombres de hombres; en 2012 a los servicios públicos, representados en los médicos de las extintas urgencias de Barajas, y en la Coordinadora de AMPAS de los centros educativos públicos; en 2013 a Manuel Jiménez, alcalde socialista de Barajas durante la II República, y a “Pepe Quiosco”, siempre amigo, siempre ayudando a los más desfavorecidos.

Todos ellos se merecían el premio, y todos ellos se merecen mucho más.

Este año, cuando se celebran los décimos premios, se ha reconocido a Félix Joya y a la Plataforma de Alimentos del Distrito 21 (PAD21). 

Félix lleva toda la vida dedicado a darla por los demás. El hasta ahora presidente de la Asociación de Vecinos “Plus Ultra”, es el último que quedaba de la foto de aquel primer premio. Todas las asociaciones han ido renovando sus directivas. En el vídeo que grabamos hace diez años con la opinión de las asociaciones, Félix se quejaba del “pasotismo de los jóvenes”, que no se implicaban en los temas del barrio, y que eran completamente necesarios para que la lucha, las múltiples luchas que había y que sigue habiendo, pudieran mantenerse. Sus hijos, chavales fantásticos, eran de los pocos que se dedicaban a los demás.

La PAD21 no existía hace 10 años. Entonces ninguno pensábamos que esta plataforma llegara a existir. Nuestro distrito, gracias al Aeropuerto, ha dispuesto siempre de unas tasas altas de empleo y parecía que nadie iba a pasar nunca hambre. Pero ahora hay familias en Barajas que pasan hambre, y la PAD21 ayuda como puede a más de 200 de esas familias, y tiene en lista de espera a otras muchas a las que ya no puede llegar. Realizan su labor desde el local cedido por el Instituto Alameda de Osuna, otro motivo más para sentirme orgulloso. Recuerdo un Consejo Escolar en el que alguno no veía bien la idea porque ya había profesores que hacían recogida de alimentos para dárselos a asociaciones de fuera del distrito. Hubo que convencerles de que en Barajas también había personas pasando hambre y que la Plataforma necesitaba un local donde realizar su labor. El equipo directivo del centro también lo apoyó desde el primer momento.

Confío en que los premios “Quijote de Barajas” seguirán siendo un referente en el distrito. Todos los que lo han  recibido se lo merecían, pero quedan aún muchísimos más que también se lo merecen, que hacen su trabajo por los demás de forma constante, que pelean por tener un distrito mejor. Hay muchas personas buenas entre nosotros.

Yo los veré con el orgullo de un padre que ve cómo su hijo ha emprendido una vida que ya no necesita de sus consejos, y que, una vez al año, nos encontraremos para preguntarnos qué tal nos va.


Gracias a las directivas de la Agrupación Socialista de Barajas que mantuvieron los premios, gracias a Lucila Sesma que siempre ha estado apoyando y colaborando con este proyecto, y gracias muy especiales a todos los Quijotes de Barajas, a los premiados y a los que aún no lo habéis sido. Todos sois un modelo a seguir. Gracias.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Con el pelo lleno de flores

La recuerdo con gafas, con aspecto de hippie, vestida con flores, flores que, tal vez por exceso de imaginación infantil, se prolongaban por entre los rizos que formaban su cabellera. La recuerdo enseñándonos las primeras notas en una flauta que soplábamos cual gaita, y que provocaba la ira de los maestros de las otras clases, que enseñaban “cosas serias”.

Puede que a mi maestra de música la recuerde más que a ninguna.  Siempre feliz, siempre con una sonrisa ante nuestras notas discordantes, siempre comprensiva. Paciencia, amor, paciencia, y mas amor, hacia nosotros y hacia la música. En un tocadiscos nos ponía algunas obras clásicas que, entonces, no sabíamos apreciar. Nos parecía un tanto aburrida una música que no se cantaba, pero su hora, la hora de música, era un espacio de calma, de paz, de permitirnos descubrir nuestras posibilidades y, en muchos casos, nuestra ausencia total de oído.

Cuando, casi acabando el curso, conseguíamos tocar entre todos algo que sonaba armonioso, nos sentíamos llenos. Esa sensación de plenitud no era comparable con ninguna otra. Por un momento conseguía olvidar la envidia que me provocaban mis hermanas mayores que conseguían notas a las que mis dedos no eran capaces de llegar. Creceré y tendré las manos grandes, pensaba, y entonces conseguiré hacer salir de mis pulmones y mis dedos los sonidos que deseo.

Han pasado muchos años desde entonces. Mis manos tampoco han crecido mucho y mis pulmones, un tanto cascados, no serían capaces de soplar durante un rato sin que la tos acudiera a recordarme que el pelo blanco que medio cubre mi cabeza no es casual.

Ahora, en las clases, las cosas han cambiado mucho. Ha habido una época de crecimiento, con más medios, con más instrumentos, con nuevas formas de enseñanza de la música. Darse golpes rítmicos en el pecho o en las piernas es uno de los métodos de ahora para introducir a los chavales en este maravilloso mundo.

Pero parece que todo esto se acaba. La música ya no es una asignatura obligatoria. No es práctica, no es una  asignatura válida para la nueva sociedad que algunos quieren crear. Los chicos se educarán ahora con la música  de los 40 Principales o de algún programa de varietés de la tele. Puede que sólo escuchen algo de música clásica en algún anuncio, y no sepan diferenciar si lo que suena es un clarinete o una trompeta. ¿Qué es un clarinete?.

Seguro que es una pesadilla pasajera. Dentro de poco, espero, cambiarán las cosas y la música volverá a tener la importancia que se merece dentro de la enseñanza de nuestros menores, y también de los mayores. Necesitamos música, música de calidad, y necesitamos que se enseñe en las escuelas e institutos. Veía hace poco una  viñeta en la que dos niños, sentados en un banco, se preguntaban. ¿sin música, como haremos la banda sonora de nuestra vida?


Esa maestra de música, con el pelo rizado lleno de flores, estará siempre conmigo. Ojalá que todos aquellos que ahora están estudiando puedan vivir una experiencia similar y se enamoren, al menos un poco, de la música que aprendieron en la escuela.

lunes, 10 de noviembre de 2014

2.700.000 razones presupuestarias

Estos días, en todas las administraciones, se están estudiando los presupuestos para el año que viene. A unos, después de un trabajo de cuadre, les toca defenderlos. A otros, detectar sus deficiencias y plantear cambios presupuestarios. Yo mismo hice este trabajo de crítica durante algunos años con los presupuestos de Barajas.

Tengo que reconocer que lo hice mal. Y creo que el mismo error que yo cometía se va a volver a repetir en todas las administraciones. Por eso, entonando primero un mea culpa, creo que hay que cambiar la forma de debatir los presupuestos.

En mi caso, el PP, que gobierna en Madrid y, por tanto, en el distrito de Barajas, planteaba una serie de partidas presupuestarias. Yo miraba cuánto se dedicaba a cada tema, si aumentaba o disminuía, y proponía movimientos de dinero de una partida a otra, según el interés que tuviera en determinados asuntos. Creo que es un error de concepto que nos impusieron los economistas y en el que caí.

Unos presupuestos deben marcar primero el objetivo. Primero deben definir el fin y luego poner todos los medios para conseguirlo.

Hay partidas que no se pueden eliminar, como las del pago a los trabajadores de la administración, o las de pago de luz, agua, material de oficina o cualquier otro necesario para que los trabajadores hagan su trabajo. Todas las demás, todas, deben ponerse en cuestión.

Estamos en una situación de emergencia nacional y, como tal, debemos encaminar todos nuestros esfuerzos en eliminar esa emergencia. Cuando diversas ONG dicen que en España hay 2.700.000 menores pobres, eso es una emergencia, y debemos poner todos nuestros recursos para eliminarla.

Lo primero que sería necesario saber es cuántos menores pobres conviven con nosotros. Convocar en una reunión a los Servicios Sociales del Ayuntamiento, a los directores de los centros educativos, a los representantes de las ONG que trabajan en el distrito, pueblo o ciudad, y cuantificar uno a uno todos los menores pobres. Siguiendo el caso de Barajas, me gustaría saber si son 27, o 72, o 356. Con la lógica protección de datos, es necesario saber cuantos menores necesitan la colaboración de la sociedad en la que viven para eso, para vivir, para tener una vida digna.

Una vez cuantificados, proponer los medios para que salgan de su situación de pobreza. Aquí expongo unos cuantos, que puede ser o que se pueden modificar, o ampliar. Lo importante es que cada administración entienda que ese es su objetivo y que hay que poner los medios para cumplirlo.

1.- Garantía de desayuno, comida y merienda gratuita. Los menores escolarizados, a través de sus centros educativos. Los que, por edad, aún no lo están, con aportaciones de alimentos infantiles directamente a sus familias. En estos casos, incluyo también pañales y cualquier otro artículo necesario para su higiene.

2.- Garantía de ropa y calzado gratuitos. Establecer unos criterios básicos de renovación de vestimenta (¿un chandal, dos pantalones, dos camisetas, dos jerseys, un abrigo, unos zapatos, unas deportivas, cuatro juegos de ropa interior?) y garantizarlos.

3.- Garantía de libros de texto y material escolar gratuitos, así como costes de salidas y excursiones. Que no haya ninguna diferencia en el centro escolar entre los menores.

4.- Medicinas gratuitas para los menores pobres, con una tarjeta sanitaria gratuita. Derecho a la salud efectivo.

5.- Garantía de recursos energéticos. Que a ningún menor le falte en su casa luz, o agua caliente, o calefacción. Lógicamente, los que tienen casa. Si hay menores viviendo en la calle, el objetivo prioritario debe ser facilitarles una vivienda.

6.- Trabajo para los padres/madres de los menores pobres, especialmente para aquellos con dos o más menores a su cargo. Esto se puede hacer ofreciendo ayudas a empresas, o facilitando el autoempleo, o contratándolos directamente desde las diferentes administraciones. Las primeras medidas son de implantación inmediata para paliar la emergencia nacional; esta medida tiene un plazo de implantación un poco más largo, pero es el que quieren los padres y madres. Quieren ser ellos los capaces de mantener a sus hijos, y debemos facilitárselo. Cuanto más se avance en este punto, más se reducirán las partidas destinadas a los puntos anteriores.

Para desarrollar este punto, dado que las agencias de empleo se han mostrado completamente incapaces, crearía, en cada municipio, una asociación a la que invitaría a participar a los jubilados con conocimientos laborales y empresariales, y a todos aquellos trabajadores activos que quieran colaborar. Deberían tratar caso por caso, persona por persona, y buscarles una salida laboral.

Una vez cuantificados los menores pobres, realizar la multiplicación necesaria por los puntos anteriores, y decidir qué administración, en el ámbito de sus competencias o no, se encarga de llevarlo a cabo. Pero debe llevarse a cabo en cualquier caso. Si una administración no participa, tendrá que responder el año que viene ante sus electores. Y las administraciones que participen deberán asumir “competencias impropias”.

Pero creo que es un tema que merece un gran pacto. O múltiples grandes pactos, en cada ayuntamiento, en cada comunidad autónoma, a nivel estatal. Es una situación de emergencia nacional y debemos tratarla como tal. No podemos llamarnos sociedad civilizada si nuestros menores pasan hambre, o frío, o no pueden vestirse, o no pueden tomar medicinas, o no tienen libros para estudiar. Como siempre se dice de la educación, el dinero invertido en nuestros menores no es un gasto, sino una inversión que rendirá sus frutos inmediatos y sus frutos de futuro, de una sociedad mejor.

Creo que todos entenderíamos que no arreglen el bache de mi calle, o que no se construya el centro cultural o educativo esperado, o que las fiestas se hagan con presupuestos mínimos, o que no se amplíe determinada autopista, o que tengamos que esperar un año para conseguir algo que venimos reclamando hace tiempo, todos lo entenderíamos si supiéramos que no se hace porque el dinero va destinado a nuestros vecinos menores pobres.

O si las cuentas no salen, tal vez deberíamos plantearnos subir algún impuesto. Me quejaba hace poco de que el ayuntamiento me va a cobrar casi 500 euros en IBI y basuras. Pues bien, no me importaría que me cobrase algo más para esta situación de emergencia nacional. O en el IRPF, o donde sea.

Es evidente que son necesarios más inspectores fiscales para acabar con el fraude, y más inspectores laborales para acabar con el trabajo en negro, pero estas son medidas que necesitan tiempo, y nuestros menores que hoy no pueden comer no tienen tiempo. Ojalá dentro de un año los presupuestos puedan plantear otras prioridades, pero este año, para mí, ésta debe ser la prioridad. Ojalá el aumento de la inspección y, por tanto, de la recaudación, así como las medidas de fomento de empleo para los padres y madres de los menores, consigan que éste sea un tema olvidado. Hoy hay que actuar directamente sobre las necesidades, y cubrirlas.

Insisto en que son medidas para tomarlas ya, debido a la emergencia nacional. Me podrán decir, y yo mismo me lo digo, que las medidas educativas o sanitarias o de alimentación deben destinarse a todos los menores, sin distinción. Me podrán decir que hay otros colectivos, como el de los mayores, que también necesitan medidas específicas. Ojalá ese sea el objetivo del año que viene, o del otro. Pero mientras haya unos menores sufriendo, primero debemos ocuparnos de ellos, ya.



domingo, 26 de octubre de 2014

Saber enciclopédico

Hoy voy a deshacerme de algunas enciclopedias. Unas completas, otras con un único volumen, pero que representan una forma de conocimiento que ya no es práctico. Sus contenidos los tengo ”a un clic”, y necesito el espacio que ocupan para poder poner otro tipo de libros que ahora sufren amontonados, sin que se les pueda leer ni siquiera el canto.

He preguntado y, ni bibliotecas, ni asociaciones, ni nadie las quiere. Irán al contenedor de papel. Si alguno veis algo que os interese, decídmelo antes de esta tarde, que será cuando tomen su camino hacia un futuro incierto.

El saber enciclopédico tuvo su razón de ser hace siglos, cuando era necesario compendiar el conocimiento, unificarlo, uniformarlo, decidir qué era académicamente aceptable y qué no, cuando el poder podía controlar el saber.

Sin embargo, aunque toda la información la tenemos a un clic, seguimos juzgando el conocimiento  de los menores, que participan de una enseñanza secundaria obligatoria, por su capacidad para memorizar conocimientos enciclopédicos. Decimos que superan con éxito la enseñanza obligatoria si  han sido capaces de memorizar la tabla periódica de elementos, o los ríos de África, o los reyes godos, o las conjunciones copulativas, o el teorema de Pitágoras, o tantas y tantas cosas que no hay más que darle al buscar del ordenador para tenerlas. Y decimos que sufren fracaso escolar, o que no cumplen las expectativas, o cualquier otro eufemismo,  aquellos alumnos que no han memorizado esos datos, o que, habiéndolos memorizado, no han sido capaces de reflejarlos en un examen.

Profesores que vigilan que en los exámenes no se lleve material, ni libros, ni papeles, ni móvil, ni ordenador. Profesores que evalúan la capacidad memorística de sus alumnos, pero que apenas evalúan la capacidad de llevar a la práctica los datos que tienen a un clic. Profesores que se ofenderán al leer esto.

Imaginemos una pregunta de examen: Describe el entorno, realizando una circunferencia de un kilómetro alrededor de la puerta del instituto. Dibuja las calles, la situación de las aceras y del mobiliario urbano, las especies vegetales y animales que viven en él, los edificios de viviendas, los industriales o empresariales, la actividad económica del entorno, la pirámide de población, sus datos culturales y económicos, los edificios públicos, los servicios gratuitos y los de pago. Describe las necesidades de las personas que viven en las proximidades de tu instituto y plantea cómo cubrir aquellas que encuentres con déficit.

Un porcentaje mínimo, muy mínimo, de los alumnos de la enseñanza secundaria obligatoria, serían capaces de responder a esta pregunta. Y puede que nos sorprendiera que muchos alumnos a los que se engloba dentro de los “fracasados” obtuvieran mejor nota que otros “de 10”. Pero ese mismo porcentaje es aplicable también a sus profesores, y a los padres y madres de los alumnos. Es una pregunta que debería ser fácil, pero a la que casi nadie es capaz de responder.

Pero sigamos valorando, sigamos diciendo que superan con éxito la enseñanza secundaria obligatoria, a aquellos alumnos que han sido capaces de memorizar para un examen los ríos de Asia o la tabla periódica.



lunes, 15 de septiembre de 2014

Me marcho

Hace unos años, Lucila, mi mujer, y yo, decidimos afiliarnos al Partido Socialista. Queríamos conseguir una sociedad mejor para mis hijas, sociedad que el primer gobierno de la derecha estaba empezando a destrozar.

Ahora, hoy, hemos decidido darnos de baja. No voy a hablar en nombre de Lucila, únicamente en el mío.

No quiero culpabilizar a nadie de mi decisión. Si hay alguna razón que aglutine más o menos a todas es el cansancio. Estoy sin fuerzas para continuar.  Cuando me afilié, sabía que tenía que luchar contra el muro que tenía enfrente, el de la derecha. Y estaba preparado para ello. Luego aparecieron muros laterales que también amenazaban, y aunque agotaban más de lo previsto, conseguí sacar fuerzas. Últimamente el muro de la espalda, el que debería proteger, también avanza. Y para eso ya no me quedan fuerzas, ni ganas. Estoy cansado.

Podría seguir siendo lo que siempre he criticado: un militante de carnet que no hace nada y espera que pase el temporal, o los temporales. Pero no soy así. Siempre, desde que me afilié, he dado todo lo posible de mí, y no sé ser sin estar.

Por eso no tengo otra salida que marcharme.

Me siento orgulloso de mi trabajo, aunque siempre podía haber hecho más. Me queda un sabor agridulce. Puse mi grano de arena para que ganara Zapatero, pero no he conseguido cambiar la Comunidad ni el Ayuntamiento de Madrid. Decía al principio que me afilié para dejar una sociedad mejor para mis hijas. Es evidente que he fracasado y que la sociedad que les estoy dejando es mucho peor que la que yo conocía cuando me afilié.

He aprendido mucho de l@s compañer@s con los que he estado esto años y, espero y deseo que nuestra relación se mantenga.

Siento especialmente dejar mi puesto en el Consejo Escolar del Instituto Alameda de Osuna donde, creo, he hecho un buen trabajo dinamizando culturalmente las tardes de estos dos últimos años. Tenía muchos proyectos para este año que no podré llevar a cabo, pero estoy seguro de que la persona que me sustituya hará una estupenda labor. Podría quedarme pero, por ética, renuncio.

Me marcho sin irme a ningún sitio. Sigo pensando que las ideas de izquierda que encarna el Partido Socialista son las mejores. Ni me voy con quienes quieren acabar con la democracia ni con quienes quieren acabar con el Estado del Bienestar, ni con quienes quieren acabar con ambas cosas.

Por ideas seguiré votando al Partido Socialista, siempre que las personas que las vayan a llevar a cabo merezcan mi confianza. Y estaré encantando de apuntarme para votar cuando se hagan primarias abiertas a la ciudadanía.

Se acaba una etapa. Empiezo otra que no tengo aún claro cual va a ser. En cualquier caso, como digo en mi blog, seguiré luchando por los más desfavorecidos. Dejo esa declaración de principios que me ha guiado estos años y que espero me guíe en el futuro:

Mirar desde la izquierda significa tener siempre presentes a l@s más desfavorecid@s.

Significa analizar los problemas y plantear las soluciones con el diálogo constante con l@s ciudadan@s y las asociaciones que los representan; es creer, de verdad, en la participación ciudadana.

Mirar desde la izquierda es creer en las políticas que buscan corregir las desigualdades.

Es estar comprometido con los valores de libertad, igualdad, solidaridad, justicia social y democracia.

Este blog es una mirada desde la izquierda. Sin apellidos. Simplemente izquierda.


PD.- He dicho lo que quería decir, y no he dicho lo que no quería decir. Por favor, que nadie deduzca lo que no digo. Y si alguien pone algún comentario, permitidme que no conteste. Esto está terminado así.