
La situación ha sido denunciada en los juzgados por el ayuntamiento de El Escorial (cuando en El Escorial gobernaba la izquierda, claro), y por los colectivos que recogieron cientos de firmas en contra de esta situación y a favor de la apertura del Camino Real.
El colectivo Correcaminos, junto con otras plataformas ciudadanas de El Escorial y Ecologistas en Acción, se han concentrado varias veces frente a esta puerta ilegal. En una de las ocasiones, rompieron el candado que les impedía el paso a su propiedad, a la propiedad de todos los españoles, y fueron denunciados por el hermano de Esperanza.
La justicia no sé si será ciega, pero desde luego hay algunos que saben hacer muy bien de lazarillos: mientras que las denuncias interpuestas por el ayuntamiento de El Escorial y los vecinos están esperando en el limbo de los justos, la denuncia del hermano de Esperanza se tramitó con toda agilidad y condenó a uno de los asistentes a pagar 340 euros por romper el candado.
Desde entonces, cada vez que se concentran, acude la Guardia Civil. Pregunta: ¿va a defender el derecho de los españoles a usar el camino, o a defender el no derecho del hermano de Esperanza a poner un candado? Respuesta: va a defender el no derecho del hermano.
La obsesión privatizadora de todo lo público por parte de la derecha, que tan bien representa Esperanza Aguirre, llega también a los Caminos Reales. Los neomorro aquí ni siquiera lo “conciertan”, directamente se lo quedan ellos; para qué molestarse, si la mayoría absoluta de los madrileños les aplauden que nos lo quiten. La neomorro no rompe España, se la queda.
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