Habían formado una familia y esa pareja de gemelos que llegó tres años después les había llenado de felicidad. Habían leído muchos libros, y aún leerían muchos más, para aprender a educarlos y conseguir que ambos, la niña y el niño, vivieran en un ambiente de felicidad mientras descubrían el mundo.
La escuela infantil privada les salía por un ojo de la cara, pero no había otra cosa. En la charla que tuvieron todos los padres y madres al inicio del curso la profesora, Marta, les explicó cuáles eran los objetivos que se marcaban. Ahora, les dijo, que prácticamente acaban de nacer, nos vamos a ocupar especialmente de que estén bien alimentados, y limpios, y que el ambiente sea lo más relajado posible, sin ruidos. Conforme avancen el tiempo, sobre todo cuando empiecen a andar, iremos enseñándoles a vivir en grupo, a compartir sus juguetes y sus pinturas. No es necesario que les traigáis nada, les decía, porque aquí tenemos un cajón lleno de juguetes y de ceras que comparten entre todos. Compartir. Los padres sabían que compartir sus cosas con los otros niños les preparaba para ser mejores personas en el futuro. Ellos también procuraban inculcarles el valor de compartir en casa, y cuando se juntaban con los amigos en el parque.
- Déjale el triciclo a Juan, no seas egoísta.
Con tres años ya pudieron llevarles a un colegio público y su situación económica mejoró sustancialmente. Veían que el trabajo que estaban realizando con sus hijos estaba dando los resultados esperados. Lourdes, su profesora de infantil, les explicó el plan de trabajo para los próximos tres años. Basándose en el juego irían completando las destrezas que habían comenzado a desarrollar. Psicomotricidad gruesa y psicomotricidad fina; sí, eso lo habían leído en uno de los libros. En esta edad, les dijo, tienen que empezar a desarrollar su autonomía personal. Aunque en clase tenemos juegos y material suficiente para que empiecen a leer y a escribir, conviene que se vayan acostumbrando a traer una mochila, pequeña, en la que traigan algún lápiz y pinturas, y en la que puedan llevar a casa los trabajos que van haciendo en clase y así podáis ver los progresos que van realizando. Si se les olvida tampoco pasa nada porque podrán compartir las pinturas de sus compañeros, pero conviene que se vayan acostumbrando.
- ¡Que te dejas la mochila!. Ya eres mayor y tienes que acordarte de llevar tus cosas al cole. Ay, que cabeza tienes. Ven, dame un beso.
Pasaron los años y llegaron a Primaria. Bueno, ahora sí que eres mayor de verdad. Antonio, María y Mercedes fueron sus profesores, dos años cada uno. Además de los trabajos de clase, les dijeron, vamos a ir mandándoles deberes para que los hagan en casa de forma autónoma. Es importante que intenten hacerlos ellos solos, aunque vosotros debéis estar dispuestos para ayudarles y aconsejarles siempre que lo necesiten. Buscarles una mesa o un sitio de la casa que sea su zona de estudio. Todos los días tienen que traer los deberes hechos y todos los libros y el material necesario. Tienen que aprender a responsabilizarse de sus cosas.
- ¿Cómo que tu regla la tiene Vanesa? Te he dicho mil veces que no dejes tus cosas a los demás. Ya verás como a Vanesa se le olvide llevarla mañana la bronca que te van a echar. Y yo luego también, por tonta, que de buena te pasas a tonta.
- Pero si no llevo la regla, María me deja que comparta la de cualquier compañero.
- Tienes suerte que María es buena, pero que sea la última vez que le dejas la regla a nadie.
Y llegó el Instituto. De él saldrían hombres y mujeres formados para vivir en sociedad. Ya no eran capaces de saberse el nombre de todos los profesores, aunque mantenían el seguimiento a través de las reuniones con la tutora o el tutor, que cambiaba cada año. Se acabaron las tonterías. Hay que ser completamente autónomo y responsable. Los chavales tienen que responsabilizarse de hacer todos los deberes que se les mande y, además, de realizar tareas que ellos mismos tienen que asignarse. No pueden deciros nunca que no tienen nada que hacer, porque cuando el profesor no les mande trabajos tienen que ser ellos mismos los que se preocupen de autoformarse. Y es imprescindible que el material y los libros los traigan todos los días, sin excepción. Si no son capaces de responsabilizarse de su mochila, de qué se van a responsabilizar.
- Mamá, el de Sociales me ha puesto una nota para que la firmes
- A ver. ¿Que no has llevado el libro? ¿Pero tú estás tonto? ¿A que tu revista de música no te la has dejado? No, claro que no. Así no vas a llegar a ninguna parte, eres un completo desastre.
- Bueno, a ti también hay veces que se te olvidan las cosas. Además, el de Sociales no me ha dejado que compartiera el libro con Vanesa, y me he pasado toda la hora sin poder hacer nada.
- Oye, no me compares que tengo muchos más años que tú. Y ha hecho muy bien en no dejarte compartir el libro de Vanesa. Sólo faltaba que por tu mala cabeza Vanesa tuviera que compartirlo contigo. Tú te piensas que vives en los mundos de Yupy y no, estás en la vida real. Tan mayor que eres para unas cosas y lo pequeña que eres para otras. A ver si te espabilas y aprendes que lo tuyo es tuyo y lo de Vanesa de Vanesa, y que es de lo tuyo de lo que te tienes que responsabilizar, y no esperar que nadie te resuelva el problema.
Cuando salía del Instituto un chico con una carpeta le preguntó que si podía hacerle una encuesta. Sí, respondió.
Al día siguiente, en la televisión daban la noticia: los jóvenes españoles apoyan las rebajas de impuestos y valoran la capacidad personal de cada uno como única referencia para triunfar en la vida. La empresa demoscópica, filial de una multinacional americana, había hecho su trabajo.
Los padres no daban crédito: Hay que ver, con lo que corrimos nosotros delante de los grises para que ahora estos jóvenes piensen así. La culpa es de la televisión. ¿Has mirado si nos da para pagarle la Universidad privada, esa que anuncian? Qué va. Nos tienen fritos a impuestos y con la letra de la casa de la playa y el Mercedes no nos da. Estos políticos son unos sinvergüenzas. ¿Ha empezado ya Corazón, Corazón?
En las sedes de los partidos políticos leyeron en detalle el estudio demoscópico. Tenían clara la estrategia: si queremos captar a los jóvenes y a sus padres, tenemos que prometer que vamos a bajar los impuestos.
- Pero nosotros...
-¡Pero nosotros nada! ¿Queremos ganar? pues ya sabes lo que toca.
En la radio, sonaba Alejandro Sanz "dar solamente aquello que te sobra, nunca fue compartir, sino dar limosna. Ay amor, si no lo sabes tú, ya te lo digo yo"
1 comentario:
que decir.... un profesor nos dijo que la conciencia individual, los valores de las personas van cambiando según cambian las condiciones económicas de dichas personas,... yo pensaba que no... pero ahora con la edad... cada vez dudo más...
Hay valores que intentas no modificar, que se los intentas inculcar a tus hijos, porque fueron los que te enseñaron tus padres y crees que son esencialmente buenos... pero a veces, con comentarios, actitudes... los acabas traicionando... hay que ser muy conciente, y tener presente que hay cosas que forman parte de esencia de uno
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