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jueves, 5 de junio de 2014

Monarquía, república, referéndum y socialismo

No tenía muchas ganas de hablar sobre este tema, porque lo que me preocupa es cómo se va a aplicarla nueva ley de educación el curso que viene, cómo van a seguir los recortes en educación y sanidad, si los dependientes van a poder cobrar algo, si seguimos cargándonos las energías renovables mientras abrimos pozos de petróleo…

Hay doscientas cosas que me preocupan antes que el Jefe del Estado. Pero parece que hay que posicionarse sí o sí, así que me posiciono.

Soy republicano. No entiendo que alguien por ser hijo de su padre pueda ejercer la jefatura del Estado. Es algo que hay que cambiar, y cuanto antes mejor. Pero creo que ahora no es el momento. Razones:

Siempre he estado en contra de “legislar en caliente”. Igual que creo que cuando violan y matan a una chica no es el momento de cambiar el código penal, porque si hubiera un referéndum saldría que se quemara en la hoguera al violador asesino y a cualquiera que pasara por allí, legislar en caliente sobre la monarquía puede provocar los mismos errores. Desconozco las razones de la urgencia. Este movimiento ciudadano se podía haber producido hace un año, o se puede producir dentro de uno. El que Felipe sea VI o no no impide que podamos hacer un referéndum para cambiar el modelo. Se puede hacer con calma y las cosas suelen salir mejor así.

Creo que ahora el tema divide a la sociedad española, no sé si al 50% o si los porcentajes  son otros. Apoyar causas de división creo que es un error. Para avanzar, para salir  del fango, necesitamos estar lo más unidos posibles. Busquemos puntos de encuentro y no temas que nos van a dividir.

Por otro lado, ¿sabemos qué República queremos?. Porque no basta con cambiar el  Título de la Constitución referido a la Jefatura del Estado. Si se toca algo tan importante es para hacer un cambio profundo. ¿Nos pondremos de acuerdo una parte significativa de la población en si queremos una España sin autonomías, como quiere UPyD, o con las que hay, como quiere el PP, o con modelo federal, como quiere el PSOE, o como quiere Podemos…? ¿Cómo quiere Podemos que sea España? Y esa República ¿es con Cataluña o sin ella, con el País Vasco o sin él, con Galicia, Andalucía, Canarias, o sin ellos?

El pacto constitucional se puede romper para hacer uno nuevo pero ¿hay alguna posibilidad de un nuevo pacto ante posturas tan dispares? Creo que no. Podría organizarse un referéndum en el que ganase la República, suponiendo que ganase ¿y luego qué?. Íbamos a ser incapaces de cambiar la Constitución acercando todas las posturas, como se hizo entonces. No, pongámonos de acuerdo primero en cómo debe organizarse el Estado y luego buscaremos cual es el mejor modelo para dirigirlo. Si nos ponemos de acuerdo para organizar el Estado, el referéndum sobre monarquía o república se puede hacer, dentro de seis meses, o un año, aunque Felipe ya sea VI. No es ahora o nunca. Es ahora, legislando en caliente, o luego, después de habernos puesto de acuerdo.

Sobre la postura del Partido Socialista me parece la correcta. Pero si algún militante cree que no, lo tiene fácil: pedir al secretario general de su agrupación que convoque una asamblea extraordinaria  para votar si referéndum sí o no.  Y así en todas las agrupaciones. El resultado tendría que será asumido por la dirección del partido. Es simple. Ejerzamos nuestro derecho a expresarnos en asamblea y acatemos la voz de la mayoría de los militantes, sea cual sea esa mayoría, que no está tan claro. El creer que el partido tiene que hacerme caso porque repito muchas veces una idea en Facebook es una forma un poco extraña de plantearse la política. El partido, su dirección, hará caso a lo que diga la militancia reunida en asambleas. Y si acaso Rublacaba, malo malísimo, no escuchara, los que se presentaran a secretario general dentro de un mes tendrían claro qué es lo que tienen que apoyar si quieren salir. Es sencillo, es democrático, es real reflejo de lo que piensa la militancia, y no sólo de aquellos que son más activos en las redes sociales.

Seamos democráticos y ejerzamos nuestro papel como militantes. No nos quedemos esperando que la dirección decida y, cuando lo hace, si no nos gusta, montar un escándalo. No, la fuerza la tenemos nosotros, el conjunto de los militantes. Ejerzámosla.



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