Trabajo, como empleado externo, en un centro de la administración. Da igual que sea estatal, autonómica, o local, porque para lo que voy a contar creo que el comportamiento es igual.
Donde trabajo hay dos cafeterías-comedores para el personal. Las cafeterías están "externalizadas". Uno lo lleva la empresa A, y otro la B. Cada uno tiene a cuatro empleados. Los trabajadores podemos elegir entre ir a A o a B. La competencia, propia de la externalización y de la entrada de la empresa privada, nos beneficia.
Ahora sale a concurso la cafetería B. La empresa A puja, y como se valora la asignación económica, se lo lleva A, con lo que ambas cafeterías pertenecen a A. La burla viene cuando vemos que la que antes era cafetería B se cierra, porque para la empresa A es más interesante que todos nos concentremos en la A.
Resultado:
- Los cuatro trabajadores de B despedidos. Cuatro sueldos que se ahorra el empresario.
- Los cuatro trabajadores de A tienen que trabajar el doble para atender a todos los trabajadores, y sin protestar, porque saben que hay otros cuatro deseando ocupar su puesto.
- Todos los trabajadores que usamos la cafetería-comedor mucho peor atendidos, con rebaja de la calidad, y sin poder hacer nada porque no hay nada en doscientos metros a la redonda.
- Un empresario forrado
- Una administración con más dinero que, si es buena, lo dedicará a realizar un programa con el que intentar colocar a uno de los cuatro trabajadores despedidos.
Es un caso real. No sé muy bien cómo se valoran las ofertas para los contratos con la administración, pero si permiten que estos casos sucedan, evidentemente están mal. En estos tiempos de paro, la creación, o al menos mantenimiento, de puestos de trabajo debería ser el criterio más valorado a la hora de aceptar ofertas.
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