Han pasado 25 años de aquel 17 de febrero
de 1990. No fue el día más feliz de mi vida, para nada. Los nervios que me
comían, literalmente, habían hecho que adelgazara como nunca, como nunca antes
había estado y nunca más volvería a estar. Hasta aquel traje de talla mini me
entró holgado. Demasiados nervios, demasiado estrés, demasiados familiares y
amigos a los que atender, demasiado de todo como para poder considerarlo el día
más feliz de mi vida.
Sin embargo si fue el día más importante
de mi vida. Aquel 17 de febrero cambió mi vida para siempre, dio un vuelco
radical, cambió para bien, para muy bien. Fue como si ese día me hubiera tocado
la lotería y, desde entonces, vivo gracias a esa lotería de la que aún queda
mucho por gastar.
Fue en ese cine, ¿te acuerdas?, en una
mañana al este del Edén, cuando nos conocimos, hace ya más de treinta años. Ese
cine donde trabajábamos ya no existe, pero esta canción nos ha acompañado
siempre y siempre la hemos recordado como el inicio. Después, cinco años y medio
después, nos casamos, el 17 de febrero. Si hubiéramos esperado un poco más, al
20 de abril del 90, hubiéramos tenido otra canción. Pero fue en febrero, en un
día precioso, despejado, en el que el Sol nos ayudó a que todo saliera bien.
Desde entonces hemos compartido mucho,
todo. Hemos compartido trabajos, desvelos, sueños, buenos y malos ratos,
situaciones económicas difíciles y otras que no tanto, piso de alquiler y piso
que será en propiedad dentro de 10 años, cuando dejemos de pagar la hipoteca. Y
hemos compartido lo más importante de nuestra vidas, nuestra hijas, Ana y Eva.
Nos hubiera gustado repetir, ahora que
hacemos 25 años, nuestro viaje de novios a Tenerife. Pero…no ha podido ser…tal
vez el año que viene… Nunca podremos agradecer bastante lo que hicieron tus
tíos Pepe y Elvira, que nos cedieron su casa en Tenerife para que pudiéramos
tener aquel viaje. Pero bueno, nos hemos hecho un tour por la provincia de
Ávila este fin de semana largo…
Tú, que te merecías un príncipe o un
dentista que te llevara a Tenerife o más allá, te quedaste conmigo y aún
sigues, después de 25 años. No sé lo que pasará en el futuro, pero parece que
una vez superadas estas bodas de plata, parecen mucho más alcanzables las de
oro. Igual es una meta muy lejana y es mejor pensar como hasta ahora, en seguir
dentro de un rato, mañana, la semana que viene. Y así, poco a poco, seguir
construyendo aquello que empezamos hoy hace 25 años, aquel 17 de febrero de
1990.
Volvería a repetir aquel día, lo
repetiría una y mil veces, y volvería a decir aquel sí quiero.
Pero aquello ya paso. Hoy, sólo puedo
decirte que te quiero y que me gustaría pasar el resto de mis días contigo. ¿Te
apuntas?
3 comentarios:
Qué bonito, llega al corazón. Enhorabuena a los dos. Gracias por compartirlo.
Enhorabuena a los dos. Es un precioso comentario .Un maravilloso regalo para Lucila.
Qué siga la compañía y la felicidad
Publicar un comentario