Permitidme que empiece con una declaración: soy de la casta.
Soy de una casta que empezó a trabajar a los 16 años, y no he parado mientras
me sacaba la carrera, y que tiene por
delante 15 años de hipoteca, hipoteca que pago con un trabajo que no me gusta y
que en cualquier momento puedo perder, y con él perder mi casa e irme a vivir a
la calle. Soy de la casta a la que pertenecemos inmensa mayoría de los españoles. Y podría seguir, pero no.
Por desgracia, tuve que soportar que durante cuatro años me
llamaran asesino y terrorista, y que me acusaran, junto a mis compañeros, de poner
las bombas en los trenes de Atocha. Incluso mis hijas tuvieron que aguantar los
insultos de sus compañeros de clase que repetían lo que oían en casa. Pasar de
ser terrorista a ser de la casta… no está mal. Entonces aprendí que los
insultos descalifican a quien los emite, así que dejo el tema.
Una vez declarado que soy
del PSOE, voy al título de esta entrada: el PSOE ha perdido las
elecciones. Y otra declaración: aunque soy del partido, soy primero un
demócrata y segundo una persona de izquierdas, y tercero del PSOE. Siempre me
he alegrado mucho, muchísimo, de que en Rivas, por poner un ejemplo, ganara IU.
Preferiría que ganaran mis compañeros, pero me doy por contento con gobiernos
de izquierdas, sean del partido que sean. Pero en estas elecciones no es el
caso. Como decía en Europeas 1, ha ganado la derecha y, por lo tanto, ha
perdido la izquierda.
El PSOE ha perdido. Tampoco ha ganado ningún otro partido de
izquierdas. El que en un sillón se siente fulanito del partido A, o menganito
del partido B me da igual, si el resultado es que sigue ganando la derecha.
Desde luego hemos hecho cosas mal. Cuando los votantes no
confían en nosotros para gobernar, es que lo hemos hecho mal. Unos dirán que es
que no hemos sabido transmitir, otros dirán que la reforma de la Constitución
nos debe enviar al rincón del olvido por decenios… Cada uno tendrá sus motivos
para no confiar en nosotros y para confiar en la derecha. Millones de votos
perdidos, millones de razones para no votarnos. Yo, lo siento por no compartir
esa opinión mayoritaria, pero en la balanza sigo viendo muchas más cosas
positivas que negativas, y por eso sigo votando PSOE y sigo militando en el
partido.
He hablado en plural: “hemos hecho”, porque en el PSOE somos
los militantes los que nos responsabilizamos
de todo lo que se hace en nombre de nuestro partido,, ya sea gobernando o en la
oposición. Las asambleas son el máximo órgano y en ellas discutimos y votamos,
desde políticas a dirigentes. Somos responsables desde el momento que emitimos
críticas o renunciamos a emitirlas, o emitimos elogios o renunciamos a
emitirlos. Me siento responsable, como el primero, de la derrota de mi partido
en las elecciones. El que se ponga de perfil y diga “yo no he sido” es que no
entiende cual es el funcionamiento del partido y de las asambleas.
Pero alguien tiene que asumir la responsabilidad final. Y el
compañero Rubalcaba ha hecho muy bien diciendo que él la asume, junto con la
Ejecutiva Federal. Ha hecho muy bien organizando un congreso Extraordinario
para elegir a nuevos órganos de dirección del partido. También lo han hecho muy
bien los secretarios generales de Navarra y el País Vasco. Creo que también
deberían seguir el mismo camino los secretarios generales de Madrid y Cataluña,
las otras dos comunidades donde la derrota ha marcado el conjunto. Así lo
expresaré en la asamblea de mi agrupación la próxima semana.
Y por si a alguien le queda alguna duda: creo que Rubalcaba
ha sido un excelente ministro de Educación y que ha sido, sobre todo, un
excelente ministro del Interior. Creo que los españoles nunca le agradeceremos
lo suficiente, a él y a Zapatero, que acabara con ETA. Pero asumió un puesto en
el Congreso de Sevilla que ahora le pone en la obligación de marcharse. Una
pena porque perderemos a un excelente político.
¿Cómo elegir? Para mí, la elección del secretario general
debe ser por primarias, por voto directo de los militantes. Esto ya se hace en
las agrupaciones locales y debe ampliarse al resto del partido.
La elección del candidato debe hacerse por primarias
abiertas a la ciudadanía.
La confección de los estatutos del partido debe permanecer
como ahora: apertura de ideas provenientes de cualquier militante, pero que
unos delegados, elegidos por los militantes, pondrán negro sobre blanco. Al
igual que los diferentes programas electorales, con la aportación de ideas
provenientes de cualquier ciudadano. En este tema de los estatutos y del
programa no propongo ninguna innovación, ya que se viene haciendo desde
siempre.
La innovación está en la forma de elegir a nuestros líderes.
No me gustan los delegados, prefiero el voto directo.
Y salga quien salga, me guste o no, le apoyaré, porque como
he dicho al principio, primero soy demócrata. Creo que el partido necesita
nuevos líderes, pero, sobre todo, necesita militantes comprometidos, que
trabajen todos los días por el partido y por las ideas de izquierda. No me
valen los militantes de sofá que no son capaces, por ejemplo, de acudir a una
manifestación en defensa de la educación pública en mi distrito. Los dirigentes
asumen la responsabilidad, pero la responsabilidad real es de todos y cada uno
de los militantes.
La noche electoral, tras la derrota, le dije a mi secretaria
general “cuenta conmigo para lo que quieras”. Creo que esa debe ser la
respuesta. Creo que esa es la única respuesta
que puede dar un militante: ponerse a disposición del partido para
trabajar.
Y acabo positivamente. En las elecciones europeas hemos
perdido, pero no todo. Hemos ganado allí donde gobernamos, en Andalucía y en
Asturias,. Y también hemos ganado allí donde hemos mostrado una voluntad de
gobernar a través de una moción de censura, como en Extremadura. Entiendo que
los ciudadanos tengan sus dudas sobre nuestras promesas, actuales o futuras,
pero esos mismos ciudadanos han dicho claramente, allí donde gobernamos, que
nuestras promesas son realidades, y que confían en nosotros.
Me gustaría que muchos de los que ahora están intentando
demostrar que son más guapos que los otros, llamando feos a sus contrincantes,
se dedicaran más a elogiar nuestro trabajo allí donde gobernamos, y a hablar de
la respuesta ciudadana positiva ante nuestras políticas reales. ¿Dudas de mis
promesas? Mira nuestras políticas reales en Andalucía y Asturias en el gobierno
y en Extremadura en la oposición. Ese debería ser nuestro mensaje, nuestra
carta de presentación.
Las peleas de gallos no me gustan, y a la ciudadanía
tampoco.
PD.- Sé que no he hablado de toda la izquierda, solo del
PSOE. Habrá que esperar otra entrega donde hablaré de los otros partidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario