¡Qué bien se vive en España!

Acabo de volver de vacaciones, de Andalucía. Antes de irme, había salido una encuesta en la que se decía que los europeos querían venir a España a vivir. Y no es de extrañar, porque aquí hasta los chorizos están encantados de que les pillen. Durante las vacaciones he podido oir a algunos ilustres chorizos decir que estaban encantados de poder ir a declarar al Tribunal Supremo, o al Superior de Justicia, o al que fuera; vamos, que estaban encantados de que les hubieran pillado con las manos en la masa y que el juez les llamara a declarar. Y sus jefes, y sus compañeros chorizos, igualmente encantados de que a los que han pillado les llamen a declarar; estaban todos tan felices que pensé que iban a autoinculparse para poder tener la oportunidad de declarar ante el juez. Bueno, con un poco de tiempo, puede que les pillen también a ellos y puedan compartir la felicidad con los actualmente encausados.

Los europeos, cuando ven todo esto, se asombran de que los políticos corruptos vivan tan felices, de que sus compañeros y jefes les apoyen, por delante y por detrás, y de que encima puedan ganar elecciones. Pensaban que la España de los señoritos y de sus cortijos se había acabado, pero por lo que se ve nos queda para rato, y va a más.