Querida Gloria:
Hace poco me decía una amiga peruana, “conocí a Gloria en
Perú, como una gran artista, igual que su hermana, igual que su madre. Bueno,
no la conocí, sabía de ella como actriz, a la que admiraba y a quien seguía.
Cuando llegué a España, un día me la encontré en mi barrio, en mi calle. La
emoción me embargó y la saludé. Como tengo la suerte de vivir en su barrio,
esos encuentros se han repetido muchas veces. Desde ese día, confirmado por el
resto de los días, no sólo la admiro como actriz, la admiro como persona”
Yo no tuve la suerte de conocerte en tu época peruana,
hispanoamericana, en tu época de gran estrella de los escenarios y de las
televisiones. Yo te he conocido hace pocos años, en Madrid, en Barajas, nuestro
distrito. Apenas conozco tu pasado. Sé más de él por lo que otros dicen que por
lo que tú nos cuentas.
Eres así. Prefieres decir “soy” a decir “fui”. Y ese “eres”
es lo que me atrae de ti, lo que me hace estar feliz a tu lado.
Soy un pequeño actor de tu compañía de teatro. Para mí es un
auténtico lujo saber que soy dirigido, formado, por alguien que sabe tanto, por
quien tiene tan enorme experiencia. Podrías hacer en el mundo de la escena lo
que quisieras. Tu pasado y tu presente te lo permiten. Y has elegido quedarte
con un pequeño grupo amateur de barrio, un grupo que no conoce ni los
principios más básicos de lo que es la interpretación, la puesta en escena… Un
grupo de teatro al que nos hablaste muy claro al principio, y nos dijiste algo
muy similar a lo que dijo Bertolt Brecht y que hoy he colgado en mi muro. “el
arte no es un espejo que refleja la realidad, es un martillo que la
transforma”.
Y es eso, al igual que a nuestra común amiga peruana, lo que
mas me atrae de ti. Eres grande como artista, pero eres aún más grande como
persona. No sé mucho de tus grandes éxitos artísticos, pero sí sé mucho de tus
grandes éxitos personales. Sé de tu entrega total a tu familia, de tu entrega
total a tus amigos, a tus vecinos, a todo el que sufre. Siempre estás, y eso es
lo más importante y lo que más admiro de ti.
Es difícil estar, pero es mucho más fácil cuando no hay más
caminos. En tu caso, pudiendo elegir caminos de reconocimiento, de estrellato,
has elegido el camino del corazón. De un corazón tan grande que lo compartes
con todos los que te rodeamos, sin pedir nada a cambio. Nos aguantas nuestros
malos momentos, nos aguantas nuestras estupideces. Y no sólo las aguantas, sino
que las calmas. Con tu enorme corazón nos das consuelo y paz a todos los que te
rodeamos.
A lo largo de nuestra vida he conocido a muchas personas. De
unas pocas podré decir que me han marcado para bien. Tú, Gloria, con tu ejemplo
vital, has conseguido transformar
mi corazón, y estoy seguro de que lo seguirás transformando en los próximos
años.
Muchas gracias, Gloria, por estar ahí, por estar aquí.
A Gloria Ureta Travesí, en el día de su cumpleaños.
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