Parece que la señora ministra de Sanidad tiene intención de
multarme si alguna de mis hijas tiene un coma etílico. Mire señora Ana Mato,
luego le cuento lo que me parece esta medida, pero permítame ponerle en
antecedentes.
Resulta que a mis hijas, usted y su gobierno, y su partido,
se lo han robado todo.
La Comunidad de Madrid, donde vivimos, y gobernada por su
partido, decidió robarles su derecho a que un orientador escolar las atendiera
en el instituto. De dos que había, que ya era una cifra ridícula, lo han dejado
en uno. Una persona para orientar a 1.100 chicos y chicas adolescentes. Si esta orientadora decidiera hacer
entrevistas personales para conocer a los alumnos y sus problemas, tendría que
hacer más de cinco al día para llegar a final de curso habiendo hablado con
todos. Y no digamos cual sería la situación si tuviera que hacer seguimiento
del 10% de los alumnos, hablando con sus familias e intentando plantear
soluciones. Lógicamente, la orientadora del instituto no cuenta con el apoyo de
ningún psicólogo, ni pedagogo, ni de absolutamente nadie.
Pero no contentos con eso, en su partido decidieron quitarle
a mis hijas su derecho a ser educadas por profesores. Cuando masifican las
clases, cuando eliminan desdobles, cuando los alumnos se convierten en una
masa, el profesor no puede educar y se limita a transmitir conocimientos.
Ustedes insisten en que la educación sirve para formar trabajadores que sepan
cosas. Yo creo que la educación sirve para formar ciudadanos, que sepan vivir.
Llamar "educación" a lo que ustedes han montado en Madrid es un
simple eufemismo. Deberían llamarlo "Consejería de Transmisión de
Datos", o de Data Transfer, que somos bilingües, chupi.
Creo que todos estamos de acuerdo en que la educación hay
que mejorarla, y cada uno pensará una forma de mejora. Mire, la mía, por no
entrar en muchas profundidades, pasa por un menor número de alumnos por aula,
por profesor, de forma que el profesor, además de dedicarse a transmitir
conocimientos, sea también un educador. O, al menos, que cuando detecte un
alumno que necesita ayuda, esta ayuda la tenga, ya sea a través de un
orientador, o un psicólogo, o un pedagogo, o un profesor de apoyo. Sólo pido
que si mis hijas tiene un problema alguien las ayude. ¿Es tanto pedir?
Aún así, ha habido profesores, pocos, que se han preocupado
por mis hijas. Han detectado algún problema de comportamiento, o de adquisición
de conocimientos y me lo han transmitido. Pero ¿cual ha sido la solución que
han aportado?. Ninguna por parte de la administración educativa, porque no la
hay. La solución pasaba porque dejara mi trabajo y estuviera con ellas en casa
a partir de las 14:30h, o que contratara a un profesor particular que las
atendiera y las transmitiera más conocimientos. No he podido llevar a cabo
ninguna de las dos soluciones propuestas.
Me imagino que cuando se es condesa, o se tiene un jaguar
aparcado en el garaje, la vida se ve de otra manera. Cuando se es un trabajador
y no se puede dejar de trabajar y no te puedes permitir pagar un profesor
particular, le aseguro que miras a todos los lados, miras a la administración
buscando ayuda, y solo ves puertas cerradas.
Había una asignatura que intentaba ayudarme en su formación
como personas. Era "Educación para la Ciudadanía". Si alguna queja
tenía de esta asignatura era que su entrada en el sistema educativo había sido
demasiado tímida. Me hubiera gustado que Educación para la Ciudadanía fuera una
asignatura troncal, tan importante como Lengua o Matemáticas, con las mismas
horas lectivas. Para mí es más importante que mis hijas, cuando se están
formando como personas, sean buenas ciudadanas, a que tengan muchos
conocimientos de una materia. Pues bien, ustedes deciden dinamitarla. Hacen que
esa asignatura desaparezca porque según ustedes la administración educativa no
debe educar, sino transmitir conocimientos.
Por si fuera poco, también vivo en la ciudad de Madrid,
donde su partido también gobierna. Y vuelvo al tema del alcohol. Resulta que el
Ayuntamiento de Madrid ha decidido echar a la calle a todos los trabajadores
que llevaban a cabo programas de "Prevención de las
Drogodependencias" en los centros educativos. A la calle, ya no hay. Su
partido cree que no son necesarios estos programas y deja a mis hijas
abandonadas, de nuevo.
Y no voy a entrar en que, después de clase, no hay nada que
hacer. Ni media programación cultural o educativa destinada a los jóvenes en mi
distrito de Barajas. Nada. Tuve la ocasión de decírselo al anterior concejal de
su partido. Le dije que mi hija me había preguntado, cuando iba a quedar con
sus amigas, que dónde podía ir. No supe contestarla. Le transmití la pregunta
al concejal de su partido, al responsable de organizar actividades, y tampoco
me supo contestar. Mi hija, con sus amigas, se fue al parque Juan Carlos I, a
pasar la tarde. Qué bien que hay un parque, pero pasear una tarde, y otra, y
otra, no es solución. Allí se dan los principales casos de botellón de nuestro
distrito. Mi respuesta, y la respuesta del responsable de su partido a la
pregunta de mi hija es: vete al Juan Carlos I, pero no te mezcles con tus
compañeros que están haciendo botellón. La respuesta es: adolescente que no te
formo ni te ayudo cuando te estás formando, cuando más lo necesitas, debes
tener suficiente capacidad para decir no.
Todo estos son los antecedentes del tema que ahora me
preocupa, y es que usted me quiera multar si mi hija se emborracha. Usted, que
no tiene problemas económicos para pagar los profesores particulares que sus
hijos necesiten, para pagarles psicólogos, y orientadores, para darles dinero
para el cine y el macdonald cada vez que su hijas le digan "¿qué hago
hoy?", le parecerá que es una historia de otro mundo. Pero no, es una
historia de un ciudadano a quien usted gobierna.
Y yo tengo la enorme suerte de seguir trabajando. No quiero
ni pensar en el drama que se vivirá en aquellas familias, millones, con todos
sus miembros en paro, cobrando unas ayudas ridículas o que ya nos las cobran,
que se ven obligados a mendigar, o a pedir la solidaridad de sus vecinos, una
solidaridad que no encuentran en la administración que nos gobierna.
Sí, los padres somos responsables de la educación de
nuestros hijos, pero necesitamos ayuda, pedimos ayuda para educarles, pero
usted y su partido que nos gobiernan no nos la dan y nos quitan la poca que
teníamos.
¿Sabe lo que me gustaría?. Me gustaría que si mi hija se
emborracha, se hablara con su instituto para que profesionales en atención a la
drogodependencia, psicólogos, orientadores, le hicieran un seguimiento. Que
vieran cuáles son sus carencias y cómo solucionarlas. Incluso que se hablara
con los Servicios Sociales para que hicieran un seguimiento de mi familia, para
ver qué necesidades tenemos y cómo se pueden solucionar.
Per no, usted prefiere multar. Si mi hija se emborracha,
usted me multa, y se acabó. ¿qué pretende conseguir con esa medida? Por ahora
no he pasado por esa situación con ninguna de las dos. Puede que sea uno de
esos padres ciegos que no ven las evidencias. También es posible. Pero si las
viera, hablaría con ellas intentando educarlas, y las castigaría de alguna
manera. Pero cree usted que si me multa me voy a tomar mi papel de padre "más en
serio". Mire, es usted imbécil. Desde su torre de marfil no me ve y no ve
a ningún padre de este país. No se entera que para ser mejor padre, para educar
mejor a mis hijas, no necesito multas, sino ayuda.
Pero no, usted quiere multar. Usted que no se entera de
quién es el coche que hay en su garaje, usted que no se entera quién paga las
fiestas de cumpleaños de sus hijas, usted que no se entera quién paga sus
viajes y los de sus hijas a Eurodisney o a cualquier otro lugar dentro o fuera
de nuestra fronteras, quiere multarme si yo no me entero de que mi hija se
emborracha cuando va a pasear al Juan Carlos I.
Pero, admitiendo su concepción policiaca de la sociedad, hay
otras formas. ¿Que me quiere castigar?. Bien tiene el poder para hacerlo. Pero
una multa de 300 euros (reconozco que no sé con cuánto me piensa multar), a mí
y a mi familia nos hace polvo. A Botín, o a usted, o a cualquier dirigente de
su partido, le traen al fresco esos 300 euros. Si quiere castigar a los padres,
hágalo de tal forma que a todos nos duela por igual.
Oblíguenos a los padres e hijos a asistir a cursos de
concienciación sobre el tema, o a
centros de atención de drogodependientes a verlos, a vivirlos, a entender qué
es lo que nos jugamos, mis hijas y yo, las suyas y usted.
Si insiste en multarme no sólo pensaré que usted es imbécil;
también pensaré que es una sinvergüenza.
PD.- Hoy mi hija mayor cumple 18 años. Según su concepción
de la familia, a partir de ahora me importará un pito si mi hija se emborracha
porque ya no me puede multar. Insisto, es usted imbécil, y sinvergüenza. Pero
aproveche, que aún tengo una hija de 15 años, y si siguen robándole en educación
es posible que todavía pueda ponerme unas cuantas multas. No desespere, que usted
y su partido aún pueden machacar a mi familia un poco más.
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